Dra. Kaela S. Singleton
Translated by Gabriela Rasch
Becaria postdoctoral Universidad de Emory
PhD en Neurociencia Universidad de Georgetown
La Dra. Kaela S. Singleton estaba en séptimo grado cuando un grupo de voluntarios de la Universidad de Georgia visitó su escuela secundaria para una actividad de divulgación en neurociencias. Aunque nunca se había considerado una "chica de ciencias", Kaela quedó fascinada por los cerebros de animales que el grupo había traído. ¿Cómo podían estas masas blandas hacer que los animales (y las personas) fueran quienes son? Ahora, como investigadora postdoctoral en la Universidad de Emory, Kaela ha aceptado por completo su identidad de "chica de ciencias" y utiliza sus habilidades como neurocientífica molecular para comprender cómo funciona el cerebro estudiando lo que sucede cuando las enfermedades alteran su funcionamiento.
Después de esa experiencia transformadora, Kaela se propuso estudiar neurociencia. Aunque las universidades que ofrecían una especialización en neurociencias a nivel de pregrado eran limitadas, encontró una opción ideal cerca de casa en Agnes Scott College, una pequeña universidad de artes liberales para mujeres en Decatur, Georgia. Aunque la mayoría de las universidades de artes liberales no ofrecen muchas oportunidades de investigación, Kaela obtuvo la beca ENDURE del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS, por sus siglas en inglés), diseñada para mejorar la diversidad en neurociencias a través de la educación y la investigación en pregrado. ENDURE, junto con la ayuda financiera disponible en Agnes Scott, le permitió obtener experiencia en investigación en otras instituciones. Durante su licenciatura, trabajó en varios laboratorios, incluyendo uno en la Universidad Estatal de Georgia estudiando cangrejos de río, otro en Emory investigando trastornos afectivos como la depresión y la ansiedad, y otro en la Universidad de Vanderbilt analizando los procesos celulares relacionados con la obesidad y la inflamación. En su último año, Kaela trabajaba en tres laboratorios al mismo tiempo: dos en Emory y uno en Agnes Scott.
Todas estas experiencias de investigación le proporcionaron a Kaela una impresionante habilidad en las técnicas experimentales complejas utilizadas en neurociencia molecular. Igualmente importante, Kaela afirma: "¡Me estaba divirtiendo mucho!" Su entusiasmo por la ciencia no pasó desapercibido para sus mentores en la universidad, uno de los cuales le sugirió que aplicara a programas de posgrado. Además de su amor por el proceso científico en sí, Kaela disfrutaba enseñar y compartir su pasión por la ciencia a través de la tutoría y la divulgación, al igual que los estudiantes de la Universidad de Georgia que la habían introducido a la neurociencia. Así que la escuela de posgrado se convirtió en el siguiente paso lógico.
Las solicitudes de posgrado de Kaela fueron un éxito rotundo, dejándola con varias opciones para elegir. Finalmente, se decidió por el Programa Interdisciplinario en Neurociencias de la Universidad de Georgetown para su doctorado. Al buscar un laboratorio para su tesis, quería uno que le proporcionará una base sólida en neurodesarrollo. Terminó eligiendo dos laboratorios, ambos especializados en neurodesarrollo, pero con diferentes modelos experimentales. En su investigación doctoral, investigó cómo se desarrolla el cerebro desde una perspectiva comparativa entre especies, centrándose en los factores de transcripción, moléculas que regulan la expresión del ADN. La mayor parte de su trabajo se centró en el factor de transcripción Sox11, una molécula presente en muchas especies y sistemas orgánicos, pero cuya función específica en las distintas etapas del neurodesarrollo seguía siendo poco clara.
Para estudiar Sox11, Kaela trabajó con la rana africana de uñas Xenopus laevis y con ratones como modelo mamífero. Utilizando técnicas como co-inmunoprecipitación y espectrometría de masas, descubrió que Sox11 desempeña un papel dependiente del contexto a lo largo del desarrollo, es decir, su función y ubicación cambian según la etapa del desarrollo del organismo. Por ejemplo, en las primeras etapas del desarrollo, Sox11 está mayormente asociado con la anatomía general, determinando a dónde van las partes del sistema nervioso del embrión. Más adelante, cuando el organismo está más desarrollado, Sox11 se encuentra más activo en las regiones sensoriales (ojos, oídos, nariz, etc.), donde desempeña funciones esenciales en la diferenciación celular. Kaela también identificó varias proteínas con las que Sox11 interactúa para regular la expresión del ADN y descubrió qué partes de la molécula de Sox11 permiten estas interacciones.
Hacia el final de su doctorado, Kaela se sentía agotada. Abrumada y desmotivada por las múltiples exigencias de la vida académica, también se enfrentó a una falta de apoyo: ambos mentores se habían convertido en decanos y estaban demasiado ocupados para priorizar su éxito. En un intento por recuperar el impulso que sentía haber perdido, decidió postularse para la beca F99/K00 del NINDS, una subvención para la transición de predoctorado a postdoctorado que financia los últimos dos años de doctorado y cuatro años de investigación postdoctoral. Para su sorpresa y alegría, obtuvo la beca. Sin embargo, su celebración se vio interrumpida cuando, en medio de una discusión, uno de sus mentores le dijo que solo había conseguido la beca porque era una "beca de diversidad" y que solo la había obtenido "por ser negra". Lamentablemente, las microagresiones raciales que buscan invalidar la capacidad científica de las personas negras son demasiado comunes en la academia, y sus efectos acumulativos pueden ser devastadores incluso para los científicos y las científicas jóvenes más brillantes y entusiastas. Como dice Kaela: "Fue difícil y fue vergonzoso, porque en algún nivel subconsciente, también me preguntaba: ¿y si fuera cierto?"
Las experiencias de discriminación racial en la escuela de posgrado quedaron grabadas en la memoria de Kaela, por lo que cuando en julio de 2020 vio en Twitter un "llamado a la acción" de la Dra. Angeline Dukes, otra neurocientífica negra, le dio "me gusta". Su respuesta la llevó a unirse a una comunidad de 22 científicos y científicas en etapa inicial con la misión de aumentar la visibilidad de las personas negras interesadas en neurociencias. Kaela y sus cofundadores crearon Black in Neuro, una organización que busca apoyar, empoderar y construir una comunidad para que los neurocientíficos negros puedan tomar las decisiones que sean adecuadas para ellos. La organización también ofrece talleres, paneles y organiza la Semana Black in Neuro cada año. "Es una de las mejores cosas de las que he sido parte, y todo sucedió por casualidad, al responder un tweet", dice Kaela. Actualmente, Kaela es la presidenta electa de Black in Neuro, y asumirá el cargo de la fundadora y actual presidenta, la Dra. Angeline Dukes, el próximo año.
Afortunadamente, Kaela logró completar su doctorado. Ahora, como investigadora postdoctoral en el laboratorio del Dr. Victor Faundez en la Universidad de Emory, ha encontrado un ambiente de apoyo donde ha podido reavivar el amor por la ciencia que casi había perdido al final de su doctorado. Su investigación actual se centra en la enfermedad de Menkes, un trastorno que afecta a niños y se caracteriza por la insuficiencia de cobre en varios órganos, incluido el cerebro. Kaela utiliza un modelo de mosca de la fruta para estudiar las células afectadas in vitro y comprender el papel del cobre en el neurodesarrollo, especialmente en las mitocondrias, organelos fundamentales para la producción de energía en la célula. Sin embargo, en la enfermedad de Menkes, la deficiencia de cobre impide que las mitocondrias se desplacen correctamente en la célula. Kaela ha encontrado una forma de restaurar esta movilidad mitocondrial mediante un enfoque inesperado: etiquetarlas con proteínas que indican a la célula que las destruya. Sorprendentemente, esto permite que las mitocondrias que escapan de la destrucción se muevan libremente, revelando el papel crucial del cobre en la movilidad mitocondrial y un posible enfoque terapéutico.
Mientras evalúa sus próximos pasos profesionales, Kaela sigue reflexionando sobre si una carrera académica es adecuada para ella. Independientemente del camino que elija, su impacto en la ciencia y en la comunidad es innegable. La avalancha de responsabilidades ajenas a la ciencia inherentes a un puesto como profesora universitaria puede resultar abrumadora: búsqueda de financiamiento, gestión de personal, participación en comités, entre otras. Afortunadamente, su mentor postdoctoral, Victor, ha sido honesto sobre la realidad de ser investigador principal (PI), lo que le permite a Kaela tomar una decisión informada sobre la siguiente etapa de su carrera.
"Cuando comencé mi carrera como neurocientífica", dice Kaela, "partí desde la pregunta: '¿Puedo hacer esto?'". Ahora que ha demostrado su capacidad a través de su doctorado y postdoctorado, su cuestionamiento ha evolucionado: "Puedo hacerlo, pero ¿qué es lo que realmente quiero hacer? ¿Qué me brindará mayor satisfacción en mi carrera y en la investigación que lleve a cabo?".
Sabemos que, elija el camino que elija, Kaela seguirá logrando grandes cosas y podrá contar con Stories of WiN como una de las comunidades que la apoyará incondicionalmente.