Dra. Lucina Uddin
Profesora Universidad de California, Los Angeles
Becaria Postdoctoral Universidad de Stanford
Becaria Postdoctoral Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York
Doctorado en Psicología/Neurociencia Cognitiva Universidad de California, Los Angeles
Translated by Ivette Martorell Serra
La Dra. Lucina Q. Uddin, una neurocientífica cognitiva que estudia la flexibilidad cognitiva, sabe mejor que casi nadie la falacia del dicho “solamente utilizamos un 10% de nuestros cerebros”. Y sin embargo, fue este mito precisamente el que primero despertó su interés en el cerebro. ¿Qué misterios podría albergar el otro 90%? Incluso después de aprender como de inexacta era esa afirmación, Lucina nunca perdió esa chispa original de interés que puso en marcha su futura carrera en neurociencia. Tras una exitosa carrera temprana en la Universidad de Miami, Lucina ahora está haciendo la transición a un nuevo cargo como profesora y co-directora del Centro de Análisis de Neurociencia Cognitiva en el Instituto Semel de UCLA para la Neurociencia y Comportamiento Humano.
La curiosidad temprana de Lucina sobre el cerebro se solidificó cuando empezó la universidad y tuvo que escoger una especialización. Ella describe su decisión de escoger neurociencia como un “proceso de eliminación” - no estaba realmente segura de lo que quería hacer, pero recordó ese temprano interés en el cerebro y decidió escoger neurociencia. Inicialmente se sintió inclinada a seguir el camino pre-médico, en parte porque muchos de sus compañeros de especialización en neurociencia estaban siguiendo esa ruta, y también porque haber sido criada como hija de inmigrantes de Bangladesh la dejó con la firme percepción de que una carrera médica era un camino seguro hacia el éxito en Estados Unidos. Sin embargo, eventualmente se dio cuenta de que una carrera médica no era para ella. Entonces, por "un poco de deseo de seguir aprendiendo más sobre el cerebro, y un poco de no querer ir a la escuela de medicina", solicitó programas de doctorado en neurociencia.
Cuando solicitó por primera vez los programas de posgrado, Lucina aspiraba a estudiar la conciencia, pero tenía experiencia limitada en laboratorio y un conocimiento escaso de la inmensa amplitud del campo de la neurociencia. Aunque inicialmente sus solicitudes a programas de neurociencia no tuvieron éxito, a través de ese proceso conoció al Dr. Eran Zaidel, un profesor de UCLA que eventualmente se convertiría en su asesor de doctorado. Él fue el primero en aconsejarle que los programas de psicología podrían ser más adecuados para sus intereses y facilitó su admisión a ese programa de posgrado en UCLA. Lucina lo describe como su primer "mentor y defensor" en neurociencia; él vio potencial en ella y decidió aceptarla como estudiante, y al hacerlo cambió el curso de su carrera. Afortunadamente, su laboratorio era uno de los principales grupos que estudiaban el fenómeno de la división cerebral en pacientes que habían sido sometidos a un procedimiento quirúrgico para separar las conexiones entre sus hemisferios cerebrales, lo que resultaba en que cada hemisferio actuara de manera independiente en lugar de en conjunto como en la mayoría de las personas; esto encajaba muy bien con sus intereses en la conciencia. Sin embargo, finalmente ella tomó un enfoque diferente para estudiar la conciencia en su investigación de doctorado. Su proyecto se centró en el reconocimiento propio, específicamente, cómo el cerebro procesa imágenes de su propio rostro. A través de este trabajo, Lucina adquirió experiencia en múltiples técnicas de neurociencia cognitiva, incluyendo resonancia magnética funcional (fMRI), electroencefalografía (EEG) y estimulación magnética transcraneal (MTS). Hacia el final de su doctorado, también inició otro proyecto para estudiar la auto percepción en individuos con autismo, y esta línea de investigación despertó aún más su curiosidad. Cuando llegó el momento de decidir qué hacer a continuación, decidió seguir ese interés en la investigación posdoctoral en neurociencia pediátrica.
Lucina continuó adquiriendo más experiencia en neurociencia cognitiva a través de dos becas posdoctorales. Primero trabajó con el Dr. Xavier Castellanos en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, donde comenzó a estudiar la conectividad funcional en estado de reposo en diferentes poblaciones de pacientes y neurotípicas. Esta investigación implicaba la recolección de grandes conjuntos de datos de fMRI de individuos que fueron colocados en un escáner sin ninguna instrucción explícita de tarea. Al examinar la actividad cerebral espontánea ("sin tarea") en estos individuos, se pueden utilizar métodos sofisticados de procesamiento de señales y análisis de datos para examinar cómo la actividad se mueve a través de diferentes áreas del cerebro y así reconstruir "redes" cerebrales funcionales. Luego, Lucina se trasladó a la Universidad de Stanford para trabajar en el laboratorio del Dr. Vinod Menon, donde adquirió más experiencia en estos métodos a través de estrechas colaboraciones con un grupo interdisciplinario de científicos de la computación, ingenieros, psiquiatras y psicólogos. A través de este trabajo, Lucina se interesó en una estructura cerebral particular llamada corteza insular, que es un componente clave en una red cerebral funcional que responde a eventos internos o externos destacados, apropiadamente llamada "red de relevancia". Además, la ínsula parecía ser un sitio común de patrones de actividad atípicos en una amplia gama de trastornos del neurodesarrollo y psiquiátricos; por ejemplo, Lucina encontró que la hiperconectividad dentro de la red de relevancia era altamente predictiva del diagnóstico de autismo y la gravedad de los síntomas. Al pasar de su posdoctorado a una posición docente, Lucina estaba interesada en estudiar si y cómo la disfunción de la ínsula podría estar relacionada causalmente con algunas de las características clave del autismo y otros trastornos relacionados.
A medida que Lucina establecía su propio laboratorio en la Universidad de Miami, su investigación continuó evolucionando y finalmente la llevó a enfocarse en la flexibilidad cognitiva tanto en poblaciones neurotípicas como atípicas. Esta línea de trabajo comenzó porque, contrariamente a su hipótesis inicial de que la función atípica de la ínsula podría estar relacionada con algunos de los déficits en la comunicación social en el autismo, descubrió que estaba más estrechamente relacionada con los comportamientos restringidos y repetitivos, otras características principales del autismo. Esto llevó a ella y a su laboratorio incipiente por el camino de estudiar los sistemas cerebrales y la dinámica involucrada en las funciones ejecutivas y la flexibilidad cognitiva (o inflexibilidad). Ahora estudia esto en muchos contextos, no solo en el autismo, sino también en el envejecimiento, trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), depresión, así como en el desarrollo típico. Estas diversas direcciones a menudo son iniciadas por sus estudiantes y postdocs, a quienes - en el espíritu de su asesor de doctorado y otros mentores influyentes - anima activamente a perseguir sus intereses individuales. ¡Recientemente, Lucina trasladó su laboratorio y regresó a su alma mater de doctorado y pregrado - UCLA!
Mientras que su propio camino de investigación siguió una trayectoria relativamente lineal, sus experiencias han jugado un rol importante en cómo Lucina guía y apoya a sus propios estudiantes. Recuerda que el momento más desafiante de su carrera fue cuando estaba en el mercado laboral; comenzó a solicitar puestos de profesora en 2008, justo cuando el mercado financiero se desplomó, y Lucina persistió cada año hasta que finalmente recibió algunas ofertas en 2012. Recuerda esa época como una de considerable estrés e incertidumbre. Agradece haber recibido un premio K del NIH que le proporcionó la flexibilidad financiera necesaria para estar en el mercado laboral durante varios años, pero es muy consciente de que ese no es el caso de todos. Hace un esfuerzo por ser realista con sus aprendices y apoyarlos de cualquier manera que pueda, ya sea en sus solicitudes para puestos académicos o ayudándolos a encontrar oportunidades en otras industrias. También reconoce el inmenso valor de tomarse el tiempo para desarrollar otras habilidades y buscar otras oportunidades durante la formación científica para explorar diferentes posibles trayectorias profesionales, en parte porque no siempre había estado bien informada sobre las alternativas distintas a la academia. En su empeño por apoyar a sus estudiantes y colegas de manera integral, también participa en muchas acciones para promover la diversidad, equidad e inclusión en el campo (por ejemplo, abogando recientemente por métricas de evaluación más inclusivas en la academia). Aunque el camino hacia un puesto de profesora fue largo y arduo, Lucina ha demostrado ser precisamente el tipo de investigadora principal que el campo quiere y necesita: no solo una científica excepcional e innovadora (¡y cognitivamente flexible!), sino también alguien que está tratando de crear el mejor futuro posible para la próxima generación.
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