Dra. Preeya Khanna

Dra. Preeya Khanna

 

Becaria postdoctoral Universidad de California, San Francisco

Doctorado en BioingenieríaUniversidad de California, San Francisco/ Universidad de California, Berkeley

Translated by Omaris Velez Acevedo

Cuando durante su infancia, al tío de la Dra. Preeya Khanna lo diagnosticaron con la enfermedad de Parkinson, ella quedó sorprendida por las fluctuaciones extremas en sus síntomas. Había unos días donde él necesitaba ayuda para levantarse de la mesa y otros días en los que no se podía quedar quieto. Preeya se preguntó si sería posible ayudarlo a encontrar un punto intermedio entre los períodos de alta y baja actividad que suelen experimentar los pacientes de Parkinson. ¿Se podría rediseñar el cerebro para restaurar los movimientos funcionales en pacientes que padecen trastornos del movimiento? Estas son las preguntas a las que Preeya ha vuelto a través de su carrera, ahora como becaria postdoctoral en el laboratorio del Dr. Karunesh Ganguly en la Universidad de California, San Francisco (UCSF).

Aunque eventualmente regresaría a investigar las preguntas que se había hecho años atrás, Preeya originalmente tenía la intención de convertirse en doctora médica. El amor de Preeya hacia la biología comenzó en la escuela superior, cuando participó en un laboratorio que buscaba nuevos tipos de bacteriófagos en el suelo detrás de su salón de clases. La medicina parecía ser una carrera profesional impactante para perseguir su pasión. Sin embargo, en la universidad descubrió que la rápida toma de decisiones requerida en el campo de la medicina dejaba menos tiempo para investigar nuevas ideas y preguntas sin respuesta. En cambio, se sintió atraída por la investigación, la cual le dio el tiempo y los recursos para desarrollar una comprensión mecanicista de las condiciones clínicas. Mientras comenzó creciendo su interés en el uso de marcos matemáticos para explicar fenómenos biológicos, Preeya decidió abstenerse de continuar sus requisitos pre-médicos restantes y obtener una especialización en matemáticas además de su título universitario en bioingeniería. Sin embargo, no fue hasta un internado en la industria que consideró seriamente en asistir a la escuela graduada. Un mentor le aconsejó a Preeya que un doctorado le permitiría utilizar sus veintes para volverse más inteligente y sería un camino hacia posiciones en la industria donde podría influir la dirección de sus proyectos, servir como mentora y crear algo que tuviera un impacto de amplio alcance en la vida de las personas.

Con este consejo en mente, Preeya comenzó a solicitar a programas de doctorado en bioingeniería, escribiendo propuestas de investigación sobre temas que iban desde el monitoreo de glucosa en circuito cerrado hasta dispositivos de medición de la presión intracraneal. No fue hasta sus entrevistas, cuando hablaba con profesores sobre el trabajo que estos hacían, que Preeya se entusiasmó específicamente con la neurociencia. Como estudiante de doctorado en Berkeley, integró este interés incipiente con su amplia experiencia en bioingeniería y matemáticas en el laboratorio del Dr. José Carmena. Motivada por la experiencia de su tío con el Parkinson, Preeya decidió estudiar el rol de las oscilaciones beta en la corteza motora (una señal de actividad neuronal que se sabe que es aberrante en los pacientes con Parkinson) en la ejecución de movimiento. Sorprendentemente, descubrió que entrenar a primates no humanos a reducir la potencia de sus oscilaciones beta antes del movimiento resultaba en movimientos más fluidos y tiempos de inicio de movimiento más rápidos, un hallazgo con muchas aplicaciones clínicas potenciales.

Mientras concluía este proyecto, Preeya se unió a otro proyecto en el laboratorio de Carmena que involucraba trabajar directamente con una paciente con accidente cerebrovascular para desarrollar nuevas tecnologías que la ayudaran en su rehabilitación. Este proyecto  nuevo le permitió cumplir la visión que tenía en la universidad de desarrollar mejores terapias para condiciones clínicas a través de una comprensión más profunda de los mecanismos subyacentes. Sólo había un desafío: la paciente estaba al otro lado del Atlántico. Así que Preeya abordó un avión a España y comenzó a colaborar con otro laboratorio para desarrollar una interfaz cerebro-máquina capaz de ayudar a esta paciente con accidente cerebrovascular a recuperar un poco del uso de su brazo. Mientras que otros tratamientos que recibió la paciente pudieron haber causado efectos de confusión y, por lo tanto, planteado algunos desafíos a la investigación, fue emocionante ver a la paciente demostrar una mejora sustancial en su capacidad de usar su brazo.

Aunque originalmente tenía la intención de continuar trabajando en este tipo de investigación clínica en una empresa de dispositivos médicos cuando culminara su doctorado, Preeya se sintió atraída a la opción de hacer un postdoctorado, donde podría investigar los mecanismos de nivel inferior de las intervenciones basadas en la interfaz cerebro-máquina. Encontró justo eso en el laboratorio del Dr. Karunesh Ganguly en la UCSF, donde utiliza estimulación eléctrica para mejorar el alcance y el agarre en un modelo de accidente cerebrovascular en primates no humanos. Preeya se sintió particularmente atraída por este proyecto dado a su experiencia en España. Aunque Preeya y el equipo en España pudieron mejorar el control de la parte superior del brazo de su paciente, el equipo no observó tanta mejora en la movilidad de la mano de la paciente, que es particularmente importante para las habilidades motoras finas. Preeya espera que al estudiar la rehabilitación de los movimientos motores de las manos en un modelo animal conduzca a terapias mejoradas que le brinden a los pacientes la alegría de poder volver a trabajar con las manos.

Fuertemente influenciada tanto por sus experiencias de investigación clínica y básica, Preeya decidió que el mejor lugar para centrarse en la intersección de estos intereses era su propio laboratorio como investigadora principal en vez de ejercer en un trabajo de industria. En su propio laboratorio, planifica usar modelos animales que reflejen con mayor precisión los tipos de accidentes cerebrovasculares que se observan en pacientes humanos. Este enfoque le permitirá comprender cómo el daño a las regiones motoras y sensoriales en conjunto con un accidente cerebrovascular afecta la recuperación de las capacidades motoras en pacientes. Espera utilizar estos conocimientos novedosos para desarrollar terapias óptimas para los accidentes cerebrovasculares en los que la retroalimentación sensorial es alterada en conjunto con las vías motoras.

Al mirar la carrera trascendental de Preeya, uno queda sorprendido por la amplitud de conocimientos necesarios para generar preguntas tan creativas y multifacéticas. Sin embargo, al trabajar en la intersección de la bioingeniería y la neurociencia de sistemas, Preeya a veces se ha preguntado si tiene la experiencia necesaria para llevar a cabo los experimentos que le interesan. La ciencia es intrínsecamente riesgosa; como describió Preeya, “haces un acto de fe y esperas que el acto sea lo suficientemente pequeño como para que tu estimación coincida con el resultado final”. Pero, en tiempos de incertidumbre hacia sí misma, le atribuye el mérito de ayudarla a superar sus inquietudes a las conversaciones con sus compañeros, mentores y amigos. Debido a su disposición a compartir historias de sus propios errores o desafíos, su red de apoyo sirve como un recordatorio de que la ciencia es un esfuerzo inherentemente humano: es a través de la iteración y la colaboración que esos actos de fe conducen a una ciencia impactante. A través de su experiencia interdisciplinaria y su enfoque audaz a la ciencia, Preeya ya se encuentra encaminada a hacer descubrimientos que ayudarán a responder algunas de las preguntas que se hizo cuando era niña tantos años atrás.

 
Dra. Tina Gremel

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Dra. Susanne Ahmari

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