Dra. Caroline Palavicino-Maggio
Translated by Omaris Velez Acevedo
Profesora Asistente en Psiquiatría McLean Hospital Harvard Medical School
Becaria Postdoctoral Harvard Medical School
PhD en Neurofarmacología y Neurofisiología Rutgers University
Mientras que muchos niños pudieron haberse atemorizado al abrir un gabinete y encontrar a cucarachas huyendo, una joven Dra. Caroline Palavicino-Maggio las miró con asombro. Esta no era una experiencia poco común en el apartamento pequeño de Manhattan en el que vivía con sus padres y hermanos. Lo que otros podrían haber encontrado asqueroso, ella encontró inspirador. ¿Cómo estas criaturas pueden percibir la luz que entra por las puertas abiertas del gabinete, evaluar que están en peligro y decidir huir, todo en un mero instante? Este es el primer recuerdo que Caroline tuvo de cuestionar los mecanismos del comportamiento animal, una línea de investigación que aún no entendía era fundamentalmente neurocientífica en su naturaleza. Hoy, como profesora asistente en el Hospital McLean de Harvard, todavía busca entender los mecanismos neuronales del comportamiento, específicamente de la agresión en moscas hembras, y su relación con enfermedades psiquiátricas y neurodegenerativas.
Trágicamente, un evento traumático transformó el interés que Caroline tuvo a temprana edad por el comportamiento en una introducción formal a la neurociencia. El mundo de Caroline se sacudió cuando su hermana mayor se suicidó. La cercanía física y emocional de Caroline con su hermana hizo que todo fuera aún más impactante. Sin ningún tipo de nota o pista física dejada por su hermana, comenzó a buscar fuentes de explicación en otras formas. Posibles respuestas comenzaron a emerger cuando Caroline tomó sus primeros cursos de psicología y neurobiología en la universidad. No solo se encontró fascinada por cómo funciona el sistema nervioso internamente y sus influencias sobre el comportamiento, sino que encontró consuelo en la revelación de que la depresión y otras formas de enfermedad mental son productos de nuestra biología y, por lo tanto, están fuera de nuestro control. “Después de ese curso, me sentí mucho mejor… ya no necesitaba una nota,” reflexiona.
Luego de graduarse de la universidad y en busca de trabajo, Caroline fue expuesta por primera vez a la investigación científica. Escaneó las secciones de "En Busca de Ayudante" en los periódicos y aplicó a cualquier posición que pareciera remotamente relevante a su título universitario en Biopsicología. Notando palabras clave como “PCR” que reconocía de sus clases, solicitó y fue contratada como técnica de investigación conjunta en dos laboratorios de inmunología en NYU que estaban trabajando en el desarrollo de vacunas para la malaria y el SIDA. Al encontrarse arrojada a lo profundo de un nuevo campo, Caroline tuvo que adaptarse y aprender rápidamente. Sobrepasó su desafío y disfrutó de la experiencia de investigar. Sin embargo, todavía se sentía más atraída por el campo de la neurociencia que por el de la inmunología, por lo que, después de un tiempo, decidió mudarse a un nuevo puesto de técnica en el Instituto Psiquiátrico de Nueva York para realizar investigación sobre el suicidio, analizando tejido cerebral humano post-mortem y también tejido de modelos animales de depresión. Dentro de unos años, después de escuchar tanto sobre la reunión anual de Society for Neuroscience de becarios postdoctorales y estudiantes en su laboratorio, se acercó a su mentor de investigación para ver si era posible asistir y presentar su trabajo sobre las diferencias de densidad neuronal luego de seguir varios tratamientos de depresión en macacos. Su mentor le permitió enviar un abstracto, pero estipuló que Caroline tendría que pagar por su propio viaje y poner a alguien más como primer autor del póster. A pesar de estos detalles, Caroline estaba emocionada por la oportunidad. Al momento, ella no podría haberse imaginado cuánto ese viaje cambiaría su vida.
En su vuelo hacia SfN en San Diego, Caroline fue asignada un asiento al azar junto al Dr. Nick Ingolglia, quien al momento era el Decano Asociado de la Escuela de Medicina de Nueva Jersey en la Universidad de Rutgers. Luego de hablar durante todo el vuelo, el Dr. Ingolglia la animó a solicitar para el programa graduado de Rutgers; Caroline claramente había dejado una muy buena impresión. Al principio, se burló de que no podía darse el lujo de sacar más préstamos estudiantiles. Pero el Dr. Ingolglia le informó por primera vez que le podrían pagar para obtener su doctorado. Caroline se sorprendió: ¿cómo nadie le había dicho esto antes? Para ese entonces, ya había pasado más de cinco años como técnica en múltiples laboratorios de investigación y no pensaba en un cambio fuera de ser técnica; nadie le había dicho que podría haber estado haciendo casi el mismo trabajo mientras obtenía un doctorado. Aún así, Caroline estaba insegura sobre sus posibilidades de ser admitida en programas de posgrado. Dado a esto solo solicitó al programa en Rutgers, programa en el que fue aceptada.
Como era de esperar dado a sus habilidades y la independencia que desarrolló a lo largo de sus años como técnica de investigación, Caroline logró completar su doctorado en solo 4 años. Cuando sus rotaciones iniciales de investigación en un laboratorio de dopamina y otro del intestino no satisficieron completamente su interés particular en trastornos neuropsiquiátricos, tomó la iniciativa de desarrollar su propio proyecto de tesis que combinaba lo que había aprendido a través de estas rotaciones junto a sus intereses. La pregunta de investigación que formuló fue: ¿cómo los medicamentos antipsicóticos, que supuestamente se dirigen a los centros emocionales del cerebro, tienen efectos metabólicos significativos que frecuentemente conducen al aumento de peso? Para ella, esta pregunta era particularmente interesante porque el efecto secundario de aumento de peso en los antipsicóticos es una de las causas principales por la cual los pacientes paran de tomar sus medicamentos y terminan en una recaída psicótica. Descubrió que la aceleración del metabolismo de fructosa y su absorción en el intestino al administrar el medicamento clozapina, un antipsicótico común, contribuye al aumento de peso inducido por los antipsicóticos. Esto sugiere que adoptar una dieta baja en fructosa podría contrarrestar los efectos secundarios del medicamento. Como científica latina de primera generación, Caroline describe ser aceptada en escuela graduada y obtener su doctorado como "monumental" y "generacional"; su inmensa sensación de logro fue compartida por su familia inmediata, familia ampliada y todo su vecindario. “Mi título no es solo para mí, representa muchas otras cosas.”
Después de completar su doctorado, Caroline tomó un tiempo para enfocarse en su familia (cuidar de su hijo y su hija recién nacida, así como de sus padres) y contemplar lo que quería hacer para su posdoctorado. Decidió que quería pasar de trabajar con ratones a un modelo más simple con el que pudiera obtener tamaños de muestra más grandes y tener mayor reproducibilidad, pero aún así poder hacer preguntas neuropsiquiátricas. Esto la llevó al laboratorio del Dr. Ed Kravitz en la Escuela de Medicina de Harvard para investigar la agresión en las moscas. Sin embargo, mientras que el trabajo de Ed (y la mayoría del campo) se había centrado en la agresión masculina, ella estaba interesada en la agresión en moscas hembras. Afortunadamente, mientras estaba en un "curso avanzado de Drosophila" en Cold Spring Harbor y durante un taller de comportamiento de moscas dirigido por la Dra. Claire McKellar, observó una cepa genética de moscas que exhibía agresión de hembra a hembra. Luego del curso, pudo llevarse algunas de esas moscas a Harvard, donde realizó extensos análisis de comportamiento, celulares y moleculares e identificó una clase específica de neuronas llamadas células PC1 cuáles estimulaban comportamientos agresivos y solo se encontraban en moscas hembras. Recientemente ha estado trabajando en la caracterización de los circuitos completos en los que estas células se encuentran incrustadas y el alcance de su dimorfismo sexual, así como también cómo estos circuitos de agresión son afectados en trastornos neuropsiquiátricos y neurodegenerativos.
Muchos de los aspectos en la transición de Caroline de posdoctorado a Profesora Asistente en McLean Hospital de Harvard destacan cómo ella está comprometida al alcance y abogacía al igual que sus logros impresionantes y aspiraciones científicas. Uno de los muchos ejemplos de este compromiso se refleja en su trabajo en Journal of Emerging Investigators, una revista dirigida a estudiantes de escuela superior. Al darse cuenta que los contribuidores de la revista carecían de diversidad y se inclinaban a ayudar a aquellos cuyos padres eran científicos, Caroline ayudó a iniciar un programa de "mini-doctorado" para ayudar a estudiantes minoritarios subrepresentados a aprender sobre el proceso científico y cómo diseñar y realizar sus propios mini-proyectos de investigación que puedan ser presentados a la revista. Además de comenzar su propio laboratorio en McLean Hospital, Caroline está emocionada por poder contribuir a la comunidad de otras maneras, como participar en programas de alcance que compartan concientización sobre salud mental y adaptación cultural con la comunidad latinx a la que el hospital le sirve. También piensa en la inmensa responsabilidad que asumirá como mentora de los miembros de su laboratorio. Ella espera emular al equipo de mentores ejemplares que ha acumulado a lo largo de su entrenamiento mientras se asegura que sus aprendices tengan el apoyo y los recursos que ella careció durante su trabajo luego del bachillerato.
Comenzar su propio laboratorio fue el sueño de Caroline durante mucho tiempo, incluso antes de que pudiera admitirlo públicamente. Durante mucho tiempo, incluso mientras estaba en su posdoctorado, tuvo miedo de expresar su aspiración por inseguridad y la preocupación de que otros pensaran que era incapaz. Pero con el apoyo de sus mentores y el voto de confianza metafórico que vino con su premio K99 MOSAIC, decidió que este era, de hecho, el camino que quería tomar. Para alguien como Caroline, tan curiosa, apasionada, llena de ideas y comprometida con marcar la diferencia a través de la ciencia y la divulgación, es imposible imaginar a alguien más apropiado o merecedor de este rol.