Dra. Bianca Jones Marlin
Becaria Postdoctoral Instituto Zuckerman, Columbia University
PhD en Neurociencia New York University
Translated by Gabriela Rasch
Como estudiante universitaria de primer año, la Dra. Bianca Jones Marlin vio un anuncio que alteraría la trayectoria de su vida. En ese momento, sin embargo, no estaba buscando un cambio, solo estaba buscando un trabajo. El volante era un anuncio de la Iniciativa de NIH para maximizar el desarrollo estudiantil, un programa competitivo que cubría parcialmente la matrícula universitaria y pagaba a los estudiantes un salario por hora por trabajar en un laboratorio de investigación. Bianca fue aceptada en el programa y se unió a un laboratorio de genética de hongos, del que disfrutó más de lo que esperaba: esta forma de “biología en tiempo real” fue mucho más emocionante que la típica clase de laboratorio de biología. Sin embargo, Bianca todavía veía el trabajo de laboratorio como un trabajo, que la ayudaba a mantenerla económicamente mientras perseguía sus sueños de convertirse en maestra.
No hubo un momento real de ah-ha en el que Bianca se dio cuenta de que quería una carrera en la investigación, pero poco a poco se encontró cada vez más comprometida y fortalecida por su tiempo en el laboratorio. Dos experiencias de investigación de verano, una en Vanderbilt y la segunda en MIT, le abrieron los ojos a la investigación en un nuevo contexto: grandes laboratorios donde se le dio independencia y responsabilidad real. Al final del verano de Bianca en MIT, un decano de NYU se detuvo junto a su póster galardonado, le entregó su tarjeta de presentación y la animó a postularse para la Universidad de Nueva York (NYU) para la escuela de posgrado. Pero Bianca todavía planeaba enseñar. Con doble especialización en biología y educación de adolescentes, la impulsaba el deseo de ayudar a sus alumnos a adquirir conocimientos a un ritmo más rápido, y siempre había imaginado hacerlo desde el frente del aula. Sin embargo, cuando Bianca estaba terminando su enseñanza como estudiante, tenía la sensación de que aún no había terminado de aprender. Pensó que eventualmente podría volver a la enseñanza, pero primero quería comprender más completamente los mecanismos biológicos del aprendizaje y la plasticidad. Los pensamientos de esa tarjeta de visita resurgieron. Dio el paso y se postuló a programas de posgrado en neurociencia, y aterrizó en la Universidad de Nueva York, donde se unió al laboratorio del Dr. Rob Froemke para estudiar la neurobiología del comportamiento de los padres.
Rob era nuevo en NYU. Tan nuevo, de hecho, que todavía estaba desempacando cajas cuando Bianca comenzó su rotación, e hizo sus primeros experimentos de comportamiento con Tupperware que compró con su propio dinero en K-Mart. Los experimentos eran absorbentes, requiriendo que ella revisara a los ratones cada tres horas durante tres días a la vez. Bianca durmió en un sofá en el laboratorio, yendo a casa en pocas horas entre cada punto de tiempo para comer, ducharse, etc. Pudo haber sido un horario poco glamoroso, pero fue increíblemente gratificante. Bianca descubrió que la oxitocina era suficiente para impulsar el comportamiento materno en ratones hembras vírgenes que normalmente ignoran a las crías jóvenes, resultados que después publicó en Nature.
Mientras que su trabajo de posgrado fue tremendamente exitoso, la escuela de posgrado no estuvo sin frustraciones. Bianca recuerda sus primeros meses tratando de realizar grabaciones de células completas in vivo, una técnica de nicho difícil en la que se especializó su mentor. Estaba tratando de comprender si las neuronas en los cerebros de ratones vírgenes y ratones que habían dado a luz responderían de manera diferente al sonido de cachorros llorando. Durante tres meses seguidos, Bianca trabajó seis días a la semana tratando de parchar células, cada día decepcionada con los datos ruidosos que había obtenido. Finalmente, sintiéndose completamente desanimada, Bianca le pidió consejo a un amigo del otro lado del pasillo. Él miró sus datos. "Acercate", dijo. Señaló un destello de actividad neuronal en la pantalla. "Estás grabando". Un escalofrío recorrió la espalda de Bianca. Rebuscó en meses de datos que había considerado inútiles porque sus grabaciones in vivo no se parecían en nada a las grabaciones de cortes limpios que normalmente se muestran en los libros de texto. El blip siempre estuvo ahí. ¡Había estado grabando todo el tiempo! No solo eso, sino que las grabaciones contenían información discernible: la respuesta a la pregunta científica que había estado haciendo.
Después de un PhD productivo, a Bianca le ofrecieron la oportunidad de comenzar su propio laboratorio, un ofrecimiento único reservado para los estudiantes más independientes y excepcionales. Mientras que era un arreglo tentador, era contingente en que Bianca continuará su trabajo en oxytocin, y ella quería la libertad intelectual de poder explorar cualquiera preguntas que le interesaban. “No había terminado con el aprendizaje,” ella dice. “Nunca nadie va a coger las técnicas y los procesos de pensamiento y la pasión que yo tuve con esa investigación. Eso siempre va estar conmigo. Entonces porque no le agrego mas?” Entonces Bianca eligió ir con la ruta más tradicional de completar un becario postdoctoral.
Se unió al laboratorio de Dr. Richard Axel en la Universidad de Columbia para estudiar el fenómeno de epigenéticas transgeneracionales: como la experiencia de un padre puede cambiar el comportamiento de múltiples generaciones de cría. Dado que las hembras nacen con todos sus huevos ya formados, al contraste de machos donde la renovación de esperma es de aproximadamente un mes, parece razonable estudiar los efectos transgeneracionales en hembras. Sin embargo, Bianca tiene un instinto de hacer preguntas que están fuera de la caja, un instinto que la ha apartado como una científica, y sin duda va a continuar hacerlo. En vez de estudiar hembras, Bianca decidió estudiar si la esperma puede cargar memorias genéticas. ¿Cómo el trauma experimentado por un padre puede afectar a su cría macho y hembra?
Mientras se sumergía en la genética molecular de las familias de ratones en el laboratorio, Bianca decidió formar una familia propia. Tener un bebé le abrió los ojos a varios obstáculos para los nuevos padres en el mundo académico. Algunos problemas logísticos la sorprendieron porque las soluciones eran tan obvias y fáciles de implementar. Por ejemplo, ¿cómo es posible que los edificios académicos aún no se optimicen para apoyar a las familias después de tantas décadas de jóvenes profesores trabajando dentro de sus muros? Cuando nació su hija, no había sala de lactancia disponible para que ella usara, y solo el baño de mujeres tenía cambiadores. Bianca habló. En menos de un año, su institución creó tres hermosas salas de lactancia que Bianca ayudó a diseñar e instalar, y los baños de hombres ahora tienen cambiadores que su esposo puede usar para cambiar al bebé mientras Bianca está trabajando. “Cuando veo a una mujer entrar [en la sala de lactancia], siento un hermoso orgullo”, dice Bianca. Ella está feliz de que encontrar una habitación vacía para extraer leche sea "un paso menos que [las mujeres] deben dar antes de poder volver a sus datos". Estos cambios son un recordatorio del poder de la promoción y del progreso que puede ocurrir cuando las personas defienden sus necesidades.
El sentido de la importancia de la promoción es un hilo conductor a lo largo de la carrera de Bianca. Desde que estudió educación de adolescentes como licenciatura y a lo largo de su trabajo de grado y posdoctorado, ha estado motivada por la pasión por aumentar los procesos de aprendizaje en niños y jóvenes. Como estudiante de maestra, reconoció el gran impacto que el estrés socioeconómico o las experiencias traumáticas podrían tener en la capacidad de un niño para aprender y concentrarse en el aula. Esta comprensión finalmente influyó también en sus intereses científicos, lo que la llevó a investigar las bases moleculares del comportamiento de los padres y la heredabilidad del trauma. Si bien su plan profesional original de maestra de escuela secundaria puede haber cambiado, esta pasión por comprender y optimizar los procesos de aprendizaje claramente no ha disminuido. Cuando Bianca se propone iniciar su propio laboratorio, imagina que su trabajo enfatizará el poder de la plasticidad cortical adulta: la capacidad del cerebro para superar las consecuencias de las experiencias negativas de la vida. A pesar de que realiza investigaciones científicas básicas, todavía la impulsa el deseo de lograr un cambio social. Y si su excelente trayectoria en la ciencia es una indicación del futuro, el trabajo de Bianca probablemente llegará mucho más allá de la mesa de laboratorio.