Dra. Millie Rincón Cortés
Becaria Postdoctoral University of Pittsburgh
PhD en Neurociencia New York University
Translated by Sabrina Santos
Si le hubieras preguntado a la Dra. Millie Rincón-Cortés cuando cursaba en la escuela secundaria en Puerto Rico qué quería ser cuando fuera mayor, te habría dicho que quería ejercer como psiquiatra. Poco sabía en aquel entonces que se convertiría en una neurocientífica exitosa, una carrera que ni siquiera sabía que existía hasta el final de su carrera como subgraduada. Millie reflexiona: “[la ciencia] ha sido la forma en que he podido financiar y vivir mi vida desde que era estudiante de segundo año en la universidad. Una vez que me di cuenta de que podía hacer esto como mi profesión para siempre, ese fue el nuevo objetivo".
Mientras buscaba formas de mantenerse financieramente como estudiante de subgraduada, Millie se topó con el Programa de Investigación de Pregrado de Sloan, que ofrecía estipendios a los estudiantes mientras realizaban proyectos de investigación. En ese momento, el utilizar el programa de investigación para impulsar su carrera científica no estaba en su mente en absoluto; simplemente estaba feliz de haber encontrado una manera de cubrir los gastos de subsistencia y al mismo tiempo obtener algo de experiencia en investigación. En su primera conferencia científica como miembro de este programa, la Conferencia Anual de Investigación Biomédica para Estudiantes de Minorías (ABRCMS por sus siglas en inglés), Millie se encontró en el puesto del programa de doctorado de la Universidad de Nueva York (NYU) y se imaginó a sí misma como una futura estudiante posgraduada. Con la ayuda de una exención de la tarifa de solicitud, que fue generosamente provista por el Dr. Joel Oppenheim, decano del Instituto Sackler de Ciencias Biomédicas en ese momento, Millie viajó desde Puerto Rico hasta la ciudad de Nueva York para convertirse en una estudiante de posdoctorado en Neurociencias. Sin la estabilidad financiera y la exposición a la investigación proporcionada por su beca, es probable que Millie no hubiese continuado, ni siquiera hubiese conocido acerca de la opción de perseguir una carrera en ciencias. Es por esto que Millie es una firme defensora de estas becas de investigación para subgraduados con el fin de que otros estudiantes de minorías que, al igual que ella de otra manera no hubiesen tenido la oportunidad, también logren explorar un camino científico.
A través de su investigación de posgrado en el laboratorio de la Dra. Regina Sullivan en la Universidad de Nueva York y, finalmente, en su trabajo postdoctoral en el laboratorio del Dr. Anthony Grace en la Universidad de Pittsburgh, Millie procuró abogar de manera consistente por el estudio de la intersección de las interacciones del estrés y la neurobiología femenina en el contexto de las condiciones psiquiátricas. Como investigadora, empleó modelos relevantes de roedores para el estudio de la depresión, comprendió a través de literatura clínica previa en humanos que la depresión es mucho más frecuente y grave en las hembras que en los machos pero quedó sorprendida por la poca existencia de investigación centrada en animales hembras. Esta fue una brecha evidente en la que decidió sumergirse, decidió enfocarse en el estudio de las diferencias sexuales en los comportamientos relacionados con la depresión en modelos de ratas, así como cómo el estrés afecta el centro de recompensa del cerebro, el sistema dopaminérgico. Uno de los hallazgos de Millie es que en las ratas, el sistema de dopamina de las hembras es más sensible que el de los machos a los efectos del estrés agudo. A pesar de estar varios años en el campo, y recibir una subvención F32 financiada para estudiar las diferencias sexuales en la regulación negativa de la dopamina inducida por el estrés, Millie todavía no se considera una experta en diferencias sexuales. "Es mucho más complicado de lo que sabíamos anteriormente y estoy feliz de haber aportado una pequeña parte a eso".
Millie es ahora una estudiante postdoctoral preparándose para una transición a un puesto de profesora. Si bien ya tiene diversas ideas de qué estudiará su laboratorio, probablemente se centrará en su primer amor por la neurociencia, el desarrollo. Ella explica que muchos trastornos neuropsiquiátricos ahora se consideran trastornos del desarrollo neurológico con orígenes en la vida temprana. Millie no solo planea continuar estudiando los efectos del estrés en la vida temprana, sino que también tiene ideas interesantes sobre cómo revertir esos efectos a través de intervenciones ambientales y sociales. Parte de su trabajo posgraduado mostró que los déficits sociales tempranos son un marcador predictivo de comportamientos similares a la depresión en la vida posterior, pero también que las interacciones con una rata de desarrollo normativo pueden "arreglar" algunos de los déficits de comportamiento de una rata que había sufrido adversidad en la vida temprana. ¿Significa esto que las relaciones sociales saludables pueden mitigar algunos de los efectos del trauma en la vida temprana en los seres humanos? Además, ¿se generaliza esto a otros trastornos psiquiátricos caracterizados por una función social deteriorada? De hecho, Millie está interesada en comprender cómo aprovechar la intervención social para eludir las vías y patologías programadas por la exposición al estrés del desarrollo, con la esperanza de que este trabajo pueda eventualmente traducirse en una terapia accesible y eficaz para los seres humanos.
Además de centrarse en la relación de la exposición al estrés del desarrollo y el comportamiento social, Millie cree en la importancia de estudiar a las mujeres a través de las condiciones reproductivas y los cambios básicos naturales que experimentan. Por ejemplo, Millie describe la “depresión de posparto”, que ocurre hasta en el 80% de las madres primerizas. Continúa explicando que, a diferencia de la depresión posparto, la "tristeza posparto" se caracteriza por niveles de ansiedad y depresión leves y transitorios durante los primeros 10 días del posparto, pero que finalmente disipan. Millie acaba de publicar un trabajo que sugiere que los cerebros de las ratas hembras vírgenes se diferencian significativamente de los cerebros de las ratas posparto. En comparación con sus contrapartes hembras vírgenes, las ratas posparto tienen alteraciones en las funciones dopaminérgicas poco después de dar a luz. Las ratas posparto también exhiben un comportamiento social reducido, así como una mayor desesperación conductual en comparación con las hembras vírgenes. Estos comportamientos consistentes con elementos del afecto negativo asociado con la tristeza posparto en los humanos. A pesar de esto, todavía existen grandes lagunas en el conocimiento que Millie quiere llenar. Dentro de estas está incluida la forma en que las condiciones adversas del posparto interactúan con estos cambios normativos para influir en el cerebro y el comportamiento materno, que a su vez influyen en el desarrollo de la descendencia.
Millie no solo es una científica exitosa, sino que también es una firme defensora de la representación de las minorías en STEM. Millie luchó grandemente durante su camino en la escuela de graduada como mujer de color. Desde comentarios insensibles de sus compañeros de clase hasta profesores que la subestimaron, Millie ha superado innumerables desafíos y ha emergido más decidida que nunca a hacer que la ciencia sea más accesible para las minorías. De acuerdo con esto, se ha desempeñado como miembro del grupo de trabajo minoritario del Colegio Americano de Neuropsicofarmacología (ACNP). Además, actualmente es nombrada miembro del Comité inaugural de Diversidad y Ética de la Sociedad Internacional de Neurociencia del Comportamiento (IBNS por sus siglas en inglés), donde trabaja para promover la inclusión de las minorías en la comunidad científica y alentarlas a asumir posiciones de liderazgo. Le apasiona promover oportunidades para aquellos que de otra manera no tendrían el privilegio de ser incluidos en las mismas, porque así es exactamente como logró iniciarse en el mundo de la ciencia académica.
Millie ha recorrido un largo camino desde que la estudiante de escuela superior en Puerto Rico no sabía de la posibilidad de una carrera en neurociencia. En ese entonces no hubiese creído que este trabajo innovador le brindaría la oportunidad de viajar por todo el mundo para asistir a conferencias científicas, explorar nuevas ciudades y aprender sobre nuevas culturas. Como defensora de la representación de las minorías en STEM, Millie espera allanar el camino para que otros sigan sus pasos. En su ciencia, Millie también ha asumido un papel de defensora, defendiendo la importancia vital de estudiar a las mujeres en la investigación biomédica. Sin duda, el futuro del laboratorio de Rincón-Cortés continuará significando una aportación importante a los vacíos en el conocimiento del cerebro posparto y avanzará en nuestra comprensión de cómo los eventos tempranos de la vida influyen en los trastornos neuropsiquiátricos.