Dra. Erin Calipari
Translated by Yolanda Gomez Galvez
Profesora asistente – Departamento de Farmacología, Escuela Universitaria de Medicina de Vanderbilt
Becaria postdoctoral – Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinai
Doctorado en Neurociencia – Escuela de Medicina Wake Forest
Desde sus primeras clases de ciencia en la universidad hasta su actual posición como profesora asistente en la Escuela Universitaria de Medicina de Vanderbilt, la Dra. Erin Calipari ha trazado su propio camino hacia el éxito. Como primera generación de académicos [en su familia], ella no siempre supo qué pasos necesitaba seguir para seguir una carrera académica; en cambio, ella simplemente siguió sus intereses e intuiciones y, con la ayuda de mentores, se ha convertido en una figura prometedora en el campo de la neurobiología de la adicción. En el departamento de farmacología de Vanderbilt, su laboratorio busca comprender los circuitos neuronales y los mecanismos moleculares que forman la base de los comportamientos adaptativos y desadaptativos con la esperanza de desarrollar mejores tratamientos para trastornos psiquiátricos y adicciones.
Aunque ella fue a la universidad para jugar al baloncesto con planes de convertirse en una atleta profesional, Erin pronto se inscribió en innumerables cursos de ciencia. Mientras que ella pensaba que estaba "jugando con el sistema" al tomar clases de ciencias porque eran "fáciles", finalmente se dio cuenta de que sólo parecían fáciles porque estaba verdaderamente emocionada y apasionada sobre el contenido. Cuando tomó un curso de neuropsicofarmacología y aprendió sobre las acciones de los fármacos y los receptores en el cerebro, quedó enganchada. Después de entregar un proyecto de final de curso, su profesor notó que tenía una habilidad especial para el pensamiento científico y la invitó a ser voluntaria en su laboratorio. Ella aceptó su oferta y terminó amándolo tanto que su profesor la animó a postular para la escuela de postgrado.
Los intereses particulares de investigación de Erin nacieron de una fascinación inicial por las hormonas. Se sintió atraída por la lógica de un sistema en el que la unión de una hormona a un receptor podría tener un efecto descendente claro y predecible (aunque ahora reconoce que las cosas no siempre son tan limpias y simples como ella pensó inicialmente). Más tarde en la universidad y continuando sus estudios de postgrado en la Escuela de Medicina de Wake Forest bajo la tutela de la Dra. Sara Jones, se sintió atraída por el estudio de las drogas debido a la manera tan similar a las hormonas que tienen de actuar. Ahora, en su propio laboratorio, se cierra el círculo; combinando su experiencia en el estudio de las drogas con su interés inicial en las hormonas, su laboratorio investiga las interacciones entre las hormonas y las drogas y los sistemas que las regulan para comprender las diferencias sexuales en las respuestas conductuales a las drogas.
Aunque Erin ha tenido muchos mentores que la han ayudado a llegar a donde está hoy, reconoce que la mentoría de la Dra. Sara Jones ha sido la parte más integral de su carrera académica. Una de las cosas que más admira de Sara es su enfoque de la investigación basado en el descubrimiento y no en el impacto. Sara animó a ella y a todo su laboratorio a hacer buenas preguntas por encima de todo. Erin describe una cultura de laboratorio aparentemente idílica en donde todos discutían sobre una pregunta científica durante la comida y luego se aventuraban por la tarde a hacer los experimentos para demostrar que tenían razón (o no). Los experimentos no se construían explícitamente para producir el artículo más llamativo o para calmar a un revisor, sino simplemente para encontrar la respuesta a una pregunta. Esto inculcó en Erin un enfoque de la ciencia fundamentalmente basado en preguntas que la ha guiado a lo largo del resto de su carrera.
Erin comprende el valor de los buenos mentores, especialmente para alguien como ella que no proviene de una familia académica. Su experiencia universitaria de voluntariado en un laboratorio y el incentivo de su profesor para perseguir un título de posgrado la llevaron a darse cuenta de que la investigación académica era una opción de trabajo viable. “Me apasionaba lo que estaba haciendo, y alguien más se dio cuenta y dijo ‘oye, déjame darte una oportunidad’”, recuerda Erin. “Y la cuestión es que esas oportunidades son la forma en que las personas llegan allí cuando eres la primera generación porque no hay un plan”. Ahora que está en una posición de poder como IP (Investigadora Principal), ella hace todo lo posible para ser una mentora fuerte y defensora de las personas en su propio laboratorio brindando esas mismas oportunidades a otros jóvenes aprendices. De esta manera, ella piensa que su experiencia atípica le da un estilo de mentoría más activo que se adapta a personas de diferentes orígenes y grupos que a menudo están subrepresentados en ciencia. “He visto esto muy a menudo... tenemos un sistema y hemos identificado que hay un problema: no hay suficientes mujeres representadas; no hay suficientes minorías. Y luego lo que decimos es, 'necesitamos cambiar eso', pero no queremos cambiar nuestro sistema. Solo queremos que ingresen al sistema y sean como todos los demás en el sistema”, observa Erin. En consecuencia, ella considera que su trabajo es abogar fuertemente por estas personas que son tan inteligentes como otras en el "sistema", pero que simplemente no están acostumbradas a sus reglas y parámetros típicos. Y esto está motivado en gran parte por su propia identidad como alguien que viene de fuera del "sistema" y que aún así ha tenido éxito.
En general, Erin ha descubierto que su experiencia única como científica atípica tiene muchas ventajas para la calidad de su ciencia y para las personas a las que ella mentoriza. Si bien todavía se siente un poco incómoda cuando las mujeres jóvenes en ciencia le dicen que la encuentran “inspiradora”, piensa que muchas de estas mujeres están emocionadas de ver a alguien que habla, se viste y se comporta de manera diferente a los demás en el “sistema” pero que les recuerda más a ellas mismas. Y para las personas en su propio laboratorio, ella hace un esfuerzo consciente por ser transparente sobre lo que realmente es ser un IP: un ser humano normal lleno de imperfecciones. Ella espera que al ser abierta sobre sus errores e incertidumbres, sus aprendices se sientan más cómodos para hacer preguntas cuando se sientan inseguros y se den cuenta de que no hay un solo camino hacia el éxito en la academia. "Algunos días pienso, '¿cómo llegué hasta aquí?'", se ríe Erin. Pero a pesar de no seguir un camino único y claro, ella ahora está cumpliendo su sueño de hacer ciencia apasionante basada en preguntas en su propio laboratorio y asesorar a la próxima generación de científicos y científicas excepcionales y atípicos.